Un piloto fantasma (23 de enero)

Tom Dieusaert
3 min readJan 30, 2021

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Siempre molido a palos, pobre Bruce

Estoy esperando un mail de mi colega, un descargo mas bien, porque ayer le mandé un mail poniendo las cosas en su lugar. Después de las idas y venidas, de repente el contenido de mi texto quedó bajo la lupa, y sin consultar había compartido nuestro texto a “un amigo piloto” como para que él controlara que yo no escribiese barbaridades.

Ideas distintas

Por alguna razón, ella no quería revelar el nombre del piloto fantasma — quizás tenía miedo de ser nombrado como fuente — . De cualquier forma lo consideré como una falta de confianza en mí y además era inaceptable que sin consultarlo pasara un texto nuestro no publicado a un tercero. ¿Qué garantía había que ese texto no fuera ahora a circular entre pilotos? A clasificarse bajo el ítem: falta de oficio. Es como cuando un entrevistado insiste en leer tu artículo antes de publicarlo. Nunca hay que conceder ese favor, porque ahí te empiezan a meter mano y cambiar lo que dijeron. Un entrevistado debe tener la confianza de que no lo vayas a citar mal o hacerle quedar mal.

Así que por la mañana me llegó su respuesta a mi mail y por un momento dudé en abrirlo, porque no tengo ganas de enroscarme en una pelea verbal. Es un sábado y apenas estoy arrancando el día con el mate. Por otro lado, mi experiencia es que siempre el conflicto es menor de lo que uno piensa cuando finalmente decidís encararlo, así que abro el mail y por suerte veo que ella le está poniendo paños fríos al asunto. No quiere revelar el nombre del piloto fantasma que está mirando por encima de su hombro. Tampoco ha leído todos los artículos y reportajes que le he enviado para internarse más en el asunto del Boeing 737 MAX. “Muy interesante todo”, me contesta. Tampoco uno puede esperar que el otro/a otra piensen como uno, aunque algunas cosas parezcan evidentes. Pero bueno, ya está, la experiencia de la colaboración no estuvo buena, pero me gusta como quedó el resultado (el reportaje). Es lo que importa realmente.

Volver a los años ‘90

El algoritmo de Netflix me ofrece ver una película que no me acuerdo haberla visto o no: “Doce Monos”, con Bruce Willis y Brad Pitt. El director es el ex-Monty Python Terry Gilliam que hace películas largas, originales, delirantes y barrocas siempre con algún tema del hombre contra el sistema. “Brazil”, “Baron von Munchhausen” (que no me gustó) y el “Rey Pescador” con Robin Williams y Jeff Bridges. El resumen cuenta que un tipo tiene que volver del año 2030 al pasado (1996) porque la humanidad fue diezmada por un … virus. Interesante el tema y Bruce Willis es uno de estos actores sólidos, no decepciona, siempre molido a palos, levantándose igual. Brad Pitt en cambio no me convence, es un chico lindo que actúa como si estuviera actuando. Al final no me acuerdo si ya vi la película o solo una parte, si la vi en los ’90 o después, o si es un déjà-vu. La estética es muy Gilliam con una tecnología casera con máquinas futuristas que parecen armadas en un taller de barrio con sartenes, ollas, frascos y juguetes rotos.

A Willis — bien pelado como siempre — lo cagan a palos, lo desnudan y luego lo limpian con un chorro de alta presión, casi lo devora un oso, luego un tigre y lo finalmente encierran en un manicomio. Por ahora “Doce Monos” no decepciona.

La entrega anterior: 22 de enero

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Tom Dieusaert
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Written by Tom Dieusaert

Reporter. Writer. South America. Twitter @argentomas. Recently published “Rond de Kaap: Isaac le Maire contra de VOC".

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