Teclado traicionero (21 de enero)

Ahora que se me esta mejorando el pie tengo un dolor importante en el codo del brazo izquierdo. Ese dolor ya está ahí hace rato, es una tendinitis latente que viene de andar en bici (los codos absorben los golpes), de remar y algún ejercicio mal aplicado en el gimnasio, pero ahora me empeoró apoyando demasiado sobre la muleta. Tampoco ayuda la cantidad de horas que estoy tecleando con el pulgar sobre la pantallita del celular (le dicen “el codo del celular” o “whatsappitis”). Tengo que dejar de estar pendiente del celu. Me distrae mucho y además tengo un modelo de celu chico y cada vez veo menos por la presbicia (los ojos volviéndose vagos para enfocar).

Un amigo el otro día me contó que para practicar su ojo de vez en cuando se pone un parche pirata en un ojo y después cambia al otro ojo para seguir entrenando su ojo. No ha salido a la calle con el parche, pero creo que no le quedará nada mal.

Otra forma para no usar las gafas de aumento es mirar a través un huequito entre el pulgar y el índice, un espectáculo ridículo pero mientras lo hago dentro de las discretas paredes del hogar, no hay mayor inconveniente. A veces me atrevo a mandar mensajes sin mis lentes de aumento, porque el teclado lo conozco de memoria. No deja de ser una lotería por la cercanía de las letras. El otro dia en vez de “seco” puse “sexo” y cuando un conocido (Marcos) me pasó el celular de un kinesiólogo, le escribí: “soy amigo de Narcos”.

Este teclado traicionero me esta empujando cada día mas cerca de cambiar a Signal. Hoy hablé con el Pakistaní y finalmente le pregunte como se llamaba. “Shehryar” me dijo.”Wow, that’s difficult for me” le dije.

“1001 nights,” me contestó.

La entrega anterior: Siglo 21 cambalache