La ventana indiscreta (2 de enero)
Hoy sábado tocó ir a ver el medico y recibir algunos queridos amigos. Sigue el diario del 2021.
Día 2: A las 9 de la mañana viene Naty que limpia la casa, es una de las personas imprescindibles en mi vida y 15 minutos después viene la mamá de mi hija a llevarme al sanatorio en su auto. Ella es una de estas personas que está como al pie del cañón y se ofrece como chofer eventual. Hay otros que me han dicho “llámame por lo que necesites” o “avisame si te puedo ayudar en algo”, ‘’cualquier cosa me decis…” y cuando les llamo preguntando si me pueden llevar en auto a la clínica, no pueden. Una me empieza a contar todo su programa, las cosas que tiene que hacer durante el día de mañana, como justificación, claro. No hace falta (si uno no puede, no puede) pero me estoy dando cuenta que “cualquier cosa” no es cualquier cosa.
Sana sanatorio
En el sanatorio subo al primer piso, y me anoto y me siento en la sala de espera mirando por un lado la pantalla con los nombres y los números de los consultorios y en la otra un canal de música latina con baladas románticas. Hay gente a quien le gusta el rock, el rap, el trap, el soul, la salsa, el jazz, la cumbia pero a nadie le puede gustar eso, esto no es música, es la anti melodía, unos modelos retorciéndose y llorando por algo, algunos flashes y escenas de una vida personal grabado en una tienda de Falabella. Me imagino al equipo de la productora de este canal — con una chica llamada “Lu” con zapatos plataforma — que aprueba las canciones mientras que mira su celular. Antes de entrar en el consultorio veo el último clip de Arjona, ya con barba hipster y andando en moto en una ciudad deprimente del norte de Inglaterra. Como me cae bien este muchacho, no pega ni una pero lo sigue remando.
El traumatólogo es joven — debe tener 35 años — pero me abstengo de decirle “Mijo” y es muy amable. Cambia el vendaje, mira la herida y los puntos (“muy linda te quedó la herida”) y hablamos de los tiempos de recuperación, cuando podría caminar de nuevo, andar en bici, etc. “Tarda la rehabilitación pero después si no te haces el loco, vas a poder hacer todo de nuevo”. Él piensa que soy un futbolista aficionado. La mayoría de sus pacientes deben ser futbolistas aficionados arriba de los 40.
Llamo un Uber para volver a casa y me busca Viviana, una señora que maneja un Renault Logan que llega en dos minutos. Es una señora cerca de la edad jubilatoria que claramente no está acostumbrado a manejar, otra víctima de la precariedad laboral. Saliendo de la clínica casi nos embiste un auto que viene por el lado contrario de la avenida. Me abrocho el cinturón. La charla es muy amena y agradable. Viviana me deja en frente de mi casa y ofrece ayudarme a bajar.
Surf en Chapadmalal
Luego de una hora, me cae Sergio con la moto. Sergio está de paso de Santiago de Chile y nos ponemos al día sobre el trabajo y los hijos y empezamos a cocinar, bueno yo dando órdenes y rayando zanahoria y remolacha en la mesa. Sergio es un buen cocinero (no les gusta lavar los platos como yo) y hace unas papas al vapor que comemos con mayonesa. Tomamos champán. Mientras mi hija y sus amigas copan la pileta, Sergio me cuenta que su hijo se fue a Chapadmalal a hacer surf por un par de meses. Acaba de terminar con su novia. Trabaja desde lejos por Zoom para una distribuidora de fruta y además está estudiando, terminando la carrera de administración de empresas. Tiene 26 años. El sueño del pibe. Sergio ahora anda en Buenos Aires con la moto del hijo. Cuando se va, le digo “que tenga cuidado con el tráfico”.
Después de la siesta me caen María Laura y Bruno. María Laura tiene la receta de la mejor salsa de tuco del Río de la Plata y trajo un frasco tamaño Dolca. Bruno viene a atornillar el deck de la pileta. Después de unos Segafredo, Bruno relata que su hijo menor también viajó a la costa, por primera vez en auto, todo una aventura, junto con un amigo de la facultad de ciencias, que estudia física. Calcularon las distancias y la cantidad exacta de gasolina que van a gastar. Le digo a Bruno “que en nuestras épocas los viajes eran un poco más improvisados”.
Buscando Diesel
Bruno se recuerda que cuando viajaba a Italia desde Alemania se quedó sin plata en Suiza y decidieron de sacar gasoil de una retroexcavadora para llenar el tanque del Mercedes, se metió debajo de la máquina con un bidón, desatornilló el tapón del enorme depósito de combustible y en vez de chorrear diésel le roció por todo la cara y el cuerpo. “Pasé la frontera italiano todo negro y con el peinado de Gardel,” cuenta Bruno y sé que no es nada exagerado.
A las 22.00 hrs empate River 2–2 en la Bombonera. Otra muestra de resiliencia del equipo de Gallardo que arrancó perdiendo y le da vuelta al partido. Hacia el final, el inevitable Tévez metió un pase genial para que Villa le salve las papas a los xeneizes. Igual un Boca-River sin público es tan excitante como un tema de Arjona. Voy en mis muletas a la cocina por otro mojito y pongo a los Ramones. Va ser un gran año.
