El portón chueco (5 de enero)

Tom Dieusaert
3 min readJan 6, 2021

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El portón de la disputa

martes 5 de enero: Mi vecino que vive a la izquierda de mi — bueno mirando desde afuera — me toca el timbre, me pregunta cómo va mi pierna y me dice que “cualquier cosa que necesite, me preguntas…”. Después de esta charla social, me pregunta si los pintores que tienen que pintar la medianera pueden pasar a mi terreno para pintar, algo que ya habíamos pactado y no tenía ningún problema. Hay un dicho en Flandes que es “mejor un buen vecino que un amigo lejano” y la verdad mis vecinos son gente de primera.

Se le pintó

Luego de media hora los pintores me preguntan si pueden subir a mi techo. Digo que si que utilicen la escalera fija (a un metro y media de altura del piso). Luego me piden si les presto una escalera para subir a la escalera fija. Empiezo a pensar porque carajo necesitan subir a mi techo? Hay un pasillo de 2 metros entre mi casa y la medianera. Capaz que van a atar un rodillo a un palo de escoba y estirarse sobre el techo, agarrándose a la canaleta. Hay un desastre en ciernes. Además, no tengo ganas de sacar mi escalera de aluminio desde debajo del deck. Uno de los beneficios de estar discapacitado es que uno tiene menos problemas de decirle “no” a la gente. Le llamo a mi vecino para que venga a solucionar el problema de sus pintores, que seguro se mandaron hacer el trabajo sin pensarlo mucho como lo iban hacer. Me contesta el vecino al toque que lo va solucionar.

Rumbo al dormitorio para la siesta, veo que el portón de madera que da al pasillo donde están trabajando los pintores, está desenganchado del marco, colgando de una sola bisagra . Cualquier cristiano en la calle que tiene ganas de entrar a mi casa, lo puede hacer. Los pintores al haber tratado de abrir el portón lo malograron y lo dejaron así, chueco.

Ahora salieron, fueron a comer su almuerzo. Le llamo al vecino para avisarle de esta situación y dice que ahora envía a ‘un muchacho’. Llega uno de los pintores, el esposo o padre de una tal Manuela (ese nombre figura en su antebrazo), y empieza a forcejear con la hoja pesada de portón de quebracho. Le digo que solo no va poder porque se necesita dos personas: uno tiene que levantar el portón y el otro embocarlo en la bisagra de arriba. No me hace caso y sigue luchando. Según mi experiencia en este país cuesta mucho decirle a un Argentino — o un Porteño — que está haciendo algo mal, porque en primer lugar no te va hacer caso y encima probablemente se ofende.

Todos capos

Lo toma como una afrenta personal y esto es un tema muy interesante para desarrollar, porque no tiene que ver con el famoso ‘ego’ pero es más bien por falta de un criterio. Este es un país muy libre — el atractivo principal para los extranjeros — pero esta libertad también se traduce a un subjetivismo extremo. Cada uno hace lo que se le canta e interpreta la realidad de su manera. Todos pequeños mundillos donde todos son capitos y lo tienen toditos re-claro. El hecho de que nadie nunca se equivoca, también es la razón por la cual el país no avanza, porque solo cometiendo errores se puede avanzar. Una amiga porteña que trabaja para una pañalera me explicó alguna vez lo de la falta de criterio en Argentina a través de una parábola de la góndola con pañales.

El tema de la lesión, va bastante bien. Lo único — siendo gruñón — es que me molesta explicar a todo el mundo como me pasó esto. Mañana voy a hablar con un amigo de Barcelona y otro de Lovaina. Tengo bastantes charlas con amigos por teléfono. Estoy limitado en el movimiento, pero también en mi repertorio de excusas: el “no estoy” o el “tengo que salir” no aplican. Los que me buscan, me van a encontrar.

el día anterior: 4 de enero

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Written by Tom Dieusaert

Reporter. Writer. South America. Twitter @argentomas. Recently published “Rond de Kaap: Isaac le Maire contra de VOC".

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