Confusiones de una mente belga-mexicana-argentina (26 de enero)

Tom Dieusaert
6 min readFeb 10, 2021
La torre de Babel por el maestro flamenco Breughel.

En un post anterior ya mencioné a la Torre de Babel sudamericano donde me encuentro inmerso. Ayer un amigo mexicano me mando “felicidades” por algún logro personal y me quedé pensando cómo se dice esto en Argentina. No se dice “felicidades”, se dice: “felicitaciones”. La versión argentina (felicitaciones) sin duda me parece una palabra más acertada porque “la felicidad” es otra cosa y la felicidad en plural debe ser como una felicidad múltiple por varias razones: salud, amor, pesetas etc…

Mis complementos para tu cocina

Las “felicitaciones” me remite también a la palabra “cumplido”, poca utilizada, pero que nosotros en flamenco le decimos “compliment” por eso suelo decir en Argentina “te doy mis complimentos”. Nadie me entiende cuando digo eso porque en castellano un complemento (complimento en italiano) es una cosa que suma, que añade. Otro falso primo es el verbo “introducir” que parece al verbo “to introduce” en inglés. Algunos malvados se ríen cuando les digo que se los voy a “introducir” a alguien. Claro, es “presentar” en español.

Por otro lado, esta semana me quedé trabada con otra palabra: la cocina. En Argentina la cocina es un lugar en la casa (como lo es en el resto del mundo donde se desarrolla la actividad de pelar y freír papas) pero además en Argentina la cocina es el mismo artefacto que tiene las cuatro hornallas de gas y un horno. O sea en Argentina, en cada cocina hay una cocina donde se cocina. Eso se presta para la perfecta confusión: Alguien me contó que en el departamento donde estaba estaba saliendo olor a gas “desde la cocina” y perdimos cinco minutos de nuestro tiempo valioso en este planeta, para que me explicara dónde se origina la pérdida y donde había olor a gas, solo en la cocina o en toda la cocina. Flor de quilombo para el que llama al 911 de los bomberos. Me pregunto: ¿Cuántos muertos se pudieron haber evitado si la gente hablara bien?

Con lo cual quiero decir, la higiene del idioma es importante y de vez en cuando como limpiamos la casa, hay que hacer una profunda revisión de las palabras, por que las usamos y si las necesitamos y si no sería útil cambiarlas por otras nuevas (o viejas) pero más precisas. De alguna forma concuerda con el libro “Los cuatro acuerdos” de un maestro tolteca que estoy leyendo: “Sea impecable con tus palabras.”

Después me quedé pensando como se decía “cocina” en México y me acordé que en México le dicen “estufa”, mientras que “una estufa” en Argentina es un “calefactor a gas”. Hay más falsos primos mexicanos y argentinos como la llanta de un auto que es la cubierta de goma en México. Acá justamente la llanta es el aro de aluminio. En cambio en México ese aro se llama rin, un inglés chichimeca por “rim”.

“Los países centroamericanos y caribeños tienen muchas más palabras del inglés,” me dijo un amigo. “En cambio en Argentina es todo distinto. La lavadora se llama lavarropas, una piscina es una pileta, un refrigerador o “refri” es una heladera y el clotch (clutch en inglés) de un auto se llama “embrague” del francés “embrayage”. O sea que parece que estas palabras responden a un acto voluntario de independencia del resto de hispanoamérica o alguna cercanía mental a los franceses.

Los filólogos suelen decir que el idioma es “algo vivo que se va modificando con el tiempo bajo la influencia de la cultura”, pero creo que el idioma es “el resultado de muchos boludos repitiendo frases y errores de otros, sin pensarlo mucho.”

La RAE no responde

Es la única razón por la cual en Argentina las madres “retan” a los niños en vez de “regañarlos”. “Retar” literalmente significa “desafiar” pero quizás alguna ama de casa de San Justo en el año 1954 se confundió y puso el ejemplo para sus hijos y luego Mirtha Legrand lo llegó a utilizar en su programa y se incorporó definitivamente en el vocabulario argentino y la Real Academia Española (RAE) no hizo otra cosa que aprobar este significado bajo el renglón “español rioplatense”.

Me acuerdo que ni bien llegué a Argentina, alguien me dijo que yo era muy “charlatán” y me sentí tan ofendido que corté los lazos de amistad, hasta que entendí luego que la palabra tiene un uso particular en Argentina, porque es sinónimo de alguien que “habla mucho”, o sea que “charla mucho” (charlar sería “platicar” o “cotorrear” en mexicano). En cambio al charlatán (palabra francesa), el que engaña, le dicen “chanta”. Todo bien con esos malentendidos, pero uno se da cuenta que esa desprolijidad lingüística termina causando estragos personales.

Y ahí me pregunto, para qué carajo está la RAE si no es para cagar a pedos a toda esa gente que hable mal. Para hacer un listado como hablan (mal) en todos los rincones del antiguo imperio Habsburgo, tenemos a google no? O será que la RAE cayó en la misma decadencia de los Borbones y el diccionario sagrado se la llevó Juan Carlos en su valija cuando se fugó a Dubai y dejaron las antiguas colonias en manos del libre albedrío idiomático?

Las mismas dudas me invaden cuando escucho a uno/una decir que vive en “un country” (o sea “vive en un país”). Seguro lo repiten porque alguien se quiso hacer la sofisticada y quiso transmitir que vivía “en el campo” (the countryside en inglés). Otras dicen que algo es muy fashion (“es muy moda”). ¿Quisieron traducir “esta de moda”, “in fashion” en inglés? ¿Será eso?

Otra bolufrase que se repite mucho en aquellos ambientes sociales es: “no me va el touch and go!”. Nunca entendí bien el significado de “tocar e irse”. Uno piensa más en un juego infantil como jugar a “la mancha”, pero entendí luego que es la versión criolla por un “one night stand”. Pero que conste no hay nadie al norte de Baradero y al sur de Rausch, que emplea la expresión “touch and go”, menos aún en Inglaterra o Estados Unidos. En cambio en Nordelta, es pan diario.

Tonantzin

La diosa azteca que inspiro a la Virgen de Guadelupe

Y así puedo seguir un rato más. En México pasaba algo parecido pero ahí lejos de la influencia del esnobismo extranjerizante, eran palabras mal usadas por los indígenas. Imagínate a los aztecas atónitos, cuando llegaba el conquistador Hernán Cortés y veían a los españoles barbudos y acorazados y trataban de entender su idioma y su compartimiento y lo terminaban de asimilar de alguna forma pero algunas palabras interpretaron mal, con el mismo sincretismo que convirtió a la diosa Tonantzin a la Virgen de Guadalupe.

Así el mexicano (por definición de Octavio Paz el mexicano es un mestizo, mezcla de padre español y madre indígena) dice “me da mucho coraje” cuando quiere decir “me da rabia” (en argentino: “me da mucha bronca”). “Coraje” realmente es valor, audacia pero debe ser que el azteca, maya y tlaxcalteca que vio a los europeos estallar en una furia asimiló esta agitación de los españoles (ojos saltones, cara roja, espuma en la boca) durante la batalla como si estuvieran enojados.

Otra expresión mexicana chistosa que se escucha es cuando hay viento, dicen “está haciendo aire”. En eso el indígena que aprendió español “a los chingadazos” (a los golpes), se parece mucho a una habitante de un barrio cerrado que quiere decir en inglés que se avecina una tormenta . “It is making air.” “Yes, it is, my dear!”

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Tom Dieusaert

Reporter. Writer. South America. Twitter @argentomas. Recently published “Rond de Kaap: Isaac le Maire contra de VOC".